"El presidente del cielo" es el parripollo más famoso de San Juan y bien merecido lo tiene. Lo montaron los compañeros de Tobías, un joven que falleció junto a su padre en un trágico accidente automovilístico, y con la premisa de ayudar económicamente a su madre.
Hace dos semanas Tobías Guevara y su papá Gabriel, fallecieron en un accidente automovilístico a pocos metros del puente de Caucete.
Los compañeritos decidieron ayudar a esta familia ya que María Belén y su hermanita perdieron todo ya que los vecinos cuando ocurrió el accidente robaron todos los productos que vendía Gabriel.
Los chicos le explicaron al matutino Diario de Cuyo el por qué del nombre: Tobías quería ser presidente cuando grande para que no hubiese más gente pobre ni niños que tuvieran frío o hambre.
Esa, fue justamente la última frase que el niño escribió en la escuela, la que colocaron en la alcancía que ayer también pusieron en el lugar.
En diálogo con el medio sanjuanino, las mamás contaron que lo recaudado de esa alcancía servirá para ayudar a un alumno de la Industrial que tiene cáncer y para otra mamá a la que se le incendió la casa.
Esto, porque era el deseo que tenía Tobías. Mientras que lo que juntaron con la venta de los pollos asados fue para María Belén y su hija.
"Ver a los chicos hacer esto es como ver a mi Tobías. El era solidario y quería ayudar. Si a otro niño le hubiese pasado lo que a mi hijo, seguro Tobías hubiese encarado una campaña solidaria", dijo María Belén, detrás de la enorme parrilla.
El parripollo de los alumnos está situado en la casa del abuelo de otro alumno y en este emprendimiento no solo trabajaron los chicos sino también los padres quienes ocuparon el puesto en el que más se destacaban para mejorar las ventas.
Según indicó Diario de Cuyo, los Guevara vivían en el Lote Hogar 30, en Rivadavia. Ahora la mamá se mudó a Villa Seminario. Gabriel se las rebuscaba para mantener a su familia y volviendo de San Luis, a donde había ido a comprar ropa y calzado para vender acá, encontró el peor de los desenlaces.
Un auto se cruzó de carril y colisionó de frente con su Fiorino. Él y Tobías, su hijo de 13 años, más otro acompañante, fallecieron de inmediato. Pero a esa desgracia le siguió que en medio de la tragedia le robaron la mercadería que había en el vehículo.
La muerte de Tobías conmocionó tanto a su entorno que hasta suspendieron las clases por duelo en la escuela de Comercio donde él asistía y ahora, su amigos decidieron ayudar a su mamá y recuperar algo del dinero que les robaron cuando su hijo y esposo estaban muriéndose en medio de la ruta.