Guillermina, la elefanta que cautivó a Mendoza y que actualmente está en una Santuario de Brasil, sigue dando motivos para celebrar. Es que mostró una considerable mejoría tanto física como emocionalmente. Según informes y videos difundidos desde el refugio ubicado en Mato Grosso, la hija de Pocha -fallecida hace dos años- está muy bien.
Cuando Guillermina llegó a Brasil, los especialistas notaron que tenía sobrepeso y poco después le dio una depresión profunda debido a la muerte de su madre. Sin embargo, los cambios fueron positivos. Gracias al ambiente natural y a los cuidados especializados, la elefanta alcanzó su peso ideal, fortaleció su musculatura y, quizás lo más importante, encontró compañía en otras elefantas. Desde hace un tiempo, comparte su espacio con Maya y Bambi, dos elefantas de mayor edad con quienes formó un vínculo cercano.
El equipo del refugio compartió detalles sobre la nueva vida de Guillermina, afirmando que dejó atrás la soledad y se adaptó al grupo social. En sus primeros meses en el santuario, Guillermina alternaba entre distintos grupos de paquidermos, pero en los últimos tiempos se integró plenamente a la manada de Maya y Bambi, formando un trío inseparable.
Desde la organización que la cuida, destacaron como ha madurado en este tiempo. "Ella llegó al santuario con la madurez emocional de un elefante de 8 años, a pesar de tener 24 años en ese momento. Ahora, con el apoyo y la amistad de Maya y Bambi, Guillermina está aprendiendo a comportarse como un verdadero elefante."
Además del cambio emocional, el espacio abierto del santuario ha permitido que Guillermina libere su energía y mejore su salud física. "Guillermina ahora puede moverse y liberar energía", agregaron los especialistas.
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