La primera vez que su madre adoptiva lo vio, no podía creer que el niño estuviera vivo. Estaba tan enfermo y era tan pequeño, que era imposible pensar que viviera.
Con 7 años pesaba apenas 3.600 kilos, y sus padres adoptivos lo llevaron desde Bulgaria a su nueva casa en Estados Unidos.
Priscilla y David Morse son originarios de Tennesse, Estados Unidos, y vieron la foto del pequeño niño en el orfanato de Bulgaria y decidieron adoptarlo inmediatamente. Aunque la imagen no mostraba el deterioro de la salud del pequeño.
El niño estaba desnutrido y supieron que necesitaba ayuda de forma urgente. Cuando la pareja viajó hasta el orfanato a buscarlo, no podía creer lo que veía. Si bien las imágenes mostraban el panorama, cuando lo vieron en persona notaron que los necesitaba aún más.
No podían comprender que un niño de 7 años pudiera ser tan pequeño. Incluso en un momento consideraron que las enfermeras se habían equivocado.
Pero tras corroborar que el niño era el indicado, la pareja estaba en shock, puesto que el niño estaba al borde de la muerte.
“Era piel y hueso, literalmente veíamos un esqueleto” contó David a los medios locales. “Lo primero que cruzó por mi cabeza fue ‘este niño va a morir’”.
Sin pensar en otra cosa que el bienestar del niño, decidieron hacer todo lo posible para salvar su vida. Ryan, como lo llamaron, era piel y hueso, y todo su cuerpo estaba cubierto de pelo, por la desnutrición.
“La primera vez que lo vimos fue muy shockeante”, relató Priscilla, quien también pensó que el niño iba a morir antes de llegar a un hospital.
Después de terminar con los trámites de la adopción, volvieron a Estados Unidos y lo internaron en el Vanderbilt Children’s Hospital.
“Nunca en mi vida vi doctores que miraran a un niño, emocionarse y llorar” contó la mujer. “Llamaron a Servicios Sociales. Y nos dijeron ‘lo siento, probablemente muera’”.
Ryan estuvo más de un mes en el hospital. Lo primero que trataron fue alimentarlo a través de un tubo, pero tenía síndrome de realimentación, lo que significaba que tenía problemas para introducir comida en su sistema.
Por otro lado tenía otros problemas como parálisis cerebral, escoliosis, enanismo, microencefalia y un grave caso de pies planos.
Cuando mejoró tras esos 30 días, pudo ir a su nueva casa, donde ahora vive con sus padres adoptivos, sus dos hermanos, Dylan de 13 años y Jack de 7 años, y otra hermana adoptiva de 7, McKenzie, que tiene síndrome de Down y un defecto congénito en el corazón.
La pareja adoptó a McKenzie en Rusia, en el 2012, según informaron, su hermano mayor también necesitaba de cuidados especiales pero murió a los 9 años.
Priscilla también fue adoptada cuando era una niña. Su hermano mayor era un niño con necesidades especiales que falleció a los 9 años: “Era muy pequeña cuando falleció, pero recuerdo cuánto mis padres lo amaban a pesar de sus necesidades especiales”, recuerda. “Quería darle eso a un niño que fuera dejado de lado por sus necesidades especiales. Todos merecen una familia”.
Bajo los cuidados de la familia, Ryan gradualmente fue ganando peso y cobrando fuerza. El pelo que recubría su cuerpo desapareció y, después de varios meses, fue posible que lo admitieran en la escuela.
Además continúa bajo tratamiento médico, uno diseñado especialmente para él. Y en un año ya engordó más de 7 kilos.
Priscilla y David saben que la recuperación, tanto física como psíquica de Ryan va a tomar muchos años. Sin embargo, son positivos, creen que el pequeño mejorará continuamente, pero lo que más importa es que reciba el cuidado y el cariño que merece.
“Ahora podemos decir que es un pequeño niño feliz. Ahora se ve con esperanza”, asegura su mamá, feliz de verlo progresar día a día.