Una mujer atropelló y mató a un delincuente tras perseguirlo con su auto luego de que junto a un cómplice le arrebataran su teléfono celular, según informaron fuentes policiales. Ocurrió el domingo por la madrugada en la calle San Luis al 3100, en el barrio porteño de Balvanera.
Dos "motochorros" interceptaron a la conductora del Peugeot 207, Cecilia Rivas, que iba junto a otra mujer, Roxana Suster. Según pudo averiguar Infobae ambas son bailarinas de pole dance o baile del caño.
En ese momento, uno de los delincuentes le arrebató su teléfono celular a Rivas y escapó rápidamente. La bailarina comenzó a perseguirlo.
Según las fuentes, la mujer embistió la moto y el hombre que la conducía perdió el control, tras lo cual impactó contra un Renault Megane que estaba estacionado.
Personal de la comisaría 9na. arribó al lugar y llamó a una ambulancia del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME). Los médicos intentaron reanimar a uno de los heridos, pero murió a los pocos minutos a raíz de las lesiones sufridas.
En tanto, el cómplice fue trasladado por el SAME al hospital Ramos Mejía para que fuera atendido por politraumatismos y quedó internado en grave estado.
El hecho es investigado por el juez Diego Slupski, a cargo del Juzgado Criminal y Correccional 19 porteño que dispuso una serie de medidas para determinar las causas de la muerte.
Es que la conductora declaró que ella no llegó a tocar la moto, pero las pericias preliminares señalaron que sí hubo un impacto que ocasionó el choque contra el otro vehículo.
Rivas fue detenida por la Policía de la Ciudad el domingo y liberada este lunes por la noche, luego de que sus abogados, Gastón Marano y Alberto Van Autenboer, presentaran el pedido de excarcelación.
Ayer por la mañana Rivas había sido indagada para dar su versión de los hechos. "Ella está tranquila, quiere reencontrarse con su familia, vivió una situación muy traumática y claro que lamenta la pérdida de vida humana, así como también las lesiones del otro sujeto", expresó en diálogo con Infobae el abogado Marano, tras la liberación de su clienta.