Si nosotros (mendocinos) tenemos al Futre, los salteños tienen el Ucumar. Este monstruo gigante y peludo atemoriza a los pobladores o visitantes del monte en donde se lo ha visto cerca de 30 veces en 10 años.
El 12 de abril no fue un día más para Carlos (vamos a llamarlo así porque el hombre está muy asustado y no quiso dar su nombre a los periodistas locales). Esa noche, Carlos escuchó ladrar a los perros y salió a ver qué pasaba.
La oscuridad del monte era absoluta así que salió con su linterna y ahí pasó lo peor: "Cuando alumbré hacia adelante quedé completamente aterrado porque ahí estaba esa cosa, era como un gorila grande, peludo y de color oscuro. Iba caminando a paso lento, era muy robusto, miró hacia donde yo estaba y ahí le vi los ojos rojos. Luego se metió al monte".
Carlos desde esa noche vive con miedo y no quiere salir a la noche. "Yo a la noche no quiero salir, escucho los perros, pero ya no salgo", le habría confesado a un periodista que se acercó a la zona que, además de campos dedicados a la producción, tiene áreas de selva, un sitio ideal para la vida de un Ucumar.
Según cuentan, el Ucumar vive en cuevas en el fondo de las quebradas, pero merodea los ríos y las vertientes, bañándose en ellos: es fácil por eso encontrar allí sus huellas, que son similares a las de un oso.
Cuenta la leyenda, que el Ucumar rapta mujeres y tiene hijos con ellas. Además, también se dice que roba niños. Suele aparecer de improviso y aterroriza a todo el que lo ve. Si se le grita, responde de lejos con voces similares a la humana; y si los perros lo atacan, se defiende a garrotazos.