"El perro es el mejor amigo del hombre", "mi único amigo es mi perro", "mientras más conozco a las personas más quiero a mi perro", un sin fin de frases hechas que señalan la estrecha relación entre la mascota número uno y las personas.
Pero un joven decidió llevar la teoría a la práctica. El muchacho tuvo la "brillante" idea de fingir perder el conocimiento para ver la reacción de su mascota.
El experimento empezó a funcionar bien pero no se desarrolló como él imaginaba y terminó de la manera más impensada.
En las imágenes, el chico comienza a caminar cuando, de repente, simula un ataque.
Tal vez la sobreactuación haya sido captada por el animal y por ello no tuvo ningún tipo de miedo a lo que le pudiese pasar a su dueño y al contrario cuando cayó desplomado al piso, el perro realizó algo impensado.
Una vez en el piso, el animal realizó unos movimientos muy alejados a lo que se esperaba de él.