Hiperconectados, independientes y expertos naturales en el uso de las nuevas tecnologías, los niños y niñas de la Generación Alpha, son conocidos como nativos digitales: conocen el mundo a través de la tecnología.
El término "generación Alpha" fue creado por el investigador Mark McCrindle, fundador de la consultora australiana McCrindle Research. Y contó: “Es un término que se ajusta a la nomenclatura científica que usa el alfabeto griego en lugar del latino. No tenía sentido volver a la A, después de todo son la primera generación nacida completamente en el siglo XXI y por lo tanto son el comienzo de algo nuevo y no un retorno a lo antiguo".
Como apuntan los especialistas "desde pequeños, han estado expuestos a dispositivos inteligentes, Internet y redes sociales, lo que les ha permitido desarrollar habilidades digitales que superan a las de generaciones anteriores a su edad. Este entorno digital ha influido en sus formas de aprendizaje, comunicación y socialización".
Uno de los rasgos más distintivos de esta generación es su capacidad para interactuar con la tecnología. Muchos de ellos comienzan a usar dispositivos como tablets y teléfonos inteligentes antes de aprender a hablar con fluidez. Esta inmersión temprana en la tecnología no solo les proporciona habilidades técnicas, sino que también les enseña a buscar información de manera rápida y a interactuar con contenido multimedia. A medida que crecen, se espera que se conviertan en consumidores exigentes y críticos, influenciados por la velocidad de la información y la variedad de opciones disponibles en línea.
En términos de educación, esta generación está impulsando cambios significativos en el sistema educativo. La personalización del aprendizaje, facilitada por la tecnología, permite que los niños avancen a su propio ritmo y desarrollen habilidades que se alineen con sus intereses. Las herramientas educativas digitales, como aplicaciones y plataformas en línea, están transformando el aula tradicional, promoviendo un aprendizaje más interactivo y colaborativo.
Sin embargo, la exposición constante a la tecnología también plantea desafíos. Muchos expertos advierten sobre los efectos negativos del uso excesivo de pantallas, que pueden afectar la salud mental y el desarrollo social de los niños. La falta de interacciones cara a cara podría influir en sus habilidades comunicativas y en la formación de relaciones interpersonales. Por lo tanto, es crucial encontrar un equilibrio entre la vida digital y la vida real, fomentando el juego al aire libre y las actividades no digitales.
El psicólogo uruguayo Roberto Balaguer menciona en una entrevista realizada por el medio BBC Mundo que esta generación está siendo criada mayoritariamente en familias donde los roles parentales tradicionales están más difuminados que en décadas pasadas, con tareas compartidas como nunca antes y un mayor énfasis en el equilibrio entre trabajo y vida personal. Sin embargo, Balaguer advierte que, aunque los miembros de esta generación han recibido más atención y presencia de sus padres, la omnipresencia de la tecnología puede limitar la disponibilidad emocional y la calidad de la atención que reciben
Otro aspecto notable de esta generación, es su sensibilidad hacia las cuestiones sociales y medioambientales. Desde una edad temprana, estos niños muestran una mayor conciencia sobre el cambio climático, la diversidad y la inclusión. Crecen en un mundo donde estos temas son cada vez más relevantes, lo que les impulsa a convertirse en defensores del cambio y a buscar soluciones innovadoras a los problemas que enfrenta la humanidad.
La familia también juega un papel crucial en la formación de la Generación Alpha. La dinámica familiar ha evolucionado, y muchos de estos niños provienen de hogares con diversas estructuras y modelos de crianza.
Sin dudas una generación configurada para ser una fuerza transformadora en el futuro. Sus características únicas, como su conexión con la tecnología, su enfoque en la educación personalizada y su compromiso con las causas sociales, están moldeando una nueva realidad. A medida que estos niños crecen y se convierten en adultos, tendrán el potencial de influir en múltiples aspectos de la sociedad, desde la economía hasta la política, creando un mundo que refleje sus valores y prioridades.
Eso sí, el desafío interpersonal se mantiene en el tapete.
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