El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una afección caracterizada por la acumulación excesiva de grasa en las células del hígado. Aunque en sus etapas iniciales puede no presentar síntomas, a largo plazo puede desencadenar complicaciones graves, como cirrosis y cáncer de hígado.
Según precisó el doctor Pujol "el transplante de hígado se está volviendo uno de los más frecuentes. El cuerpo humano tiene a "guardar" grasa por si la necesita en caso de tener que sobrevivir. Eso sucede con los que comemos de más. Pero qué sucede en la obesidad que es la posibilidad transformar las grasas de más en triglicéridos, grasa que es depositada en la piel. Sin embargo cuando se come demasiada cantidad, el cuerpo no da a vasto para depositarla en la piel. Por ello, cuando comemos demasiado la traslada al hígado".
En el 85% de los casos se ve que sí. De allí la importancia de los controles.
Las principales causas del hígado graso son:
Consumo excesivo de alcohol: El alcohol es una de las causas más conocidas, ya que daña las células hepáticas y dificulta su función.
Obesidad: El exceso de peso, especialmente en la zona abdominal, aumenta el riesgo de desarrollar hígado graso.
Resistencia a la insulina: Esta condición, común en personas con diabetes tipo 2, dificulta que el cuerpo utilice la glucosa como fuente de energía, lo que puede llevar a la acumulación de grasa en el hígado.
Dieta alta en grasas y azúcares: Una alimentación poco saludable rica en grasas saturadas y azúcares refinados contribuye al desarrollo de hígado graso.
Medicamentos: Algunos medicamentos, como los corticosteroides y ciertos medicamentos para el corazón, pueden aumentar el riesgo.
Enfermedades metabólicas: Condiciones como el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2 están estrechamente relacionadas con el hígado graso.
En las primeras etapas, el hígado graso suele ser asintomático. Sin embargo, a medida que avanza la enfermedad, pueden aparecer síntomas como:
-Fatiga
-Dolor abdominal
-Náuseas
-Pérdida de apetito
-Ictericia (color amarillento de la piel y los ojos)
El tratamiento del hígado graso dependerá de la causa subyacente y de la gravedad de la enfermedad. En general, se recomienda:
Cambios en el estilo de vida: Perder peso, hacer ejercicio regularmente y adoptar una dieta saludable son fundamentales para tratar y prevenir el hígado graso.
Medicamentos: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos para reducir los niveles de colesterol y triglicéridos, así como para controlar la diabetes.
Procedimientos médicos: En casos más avanzados, pueden ser necesarios procedimientos como la ablación por radiofrecuencia o el trasplante de hígado.
-Mantener un peso saludable: Adoptar una dieta equilibrada y realiza actividad física regularmente.
-Limita el consumo de alcohol: Reducir o evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
-Controlar la diabetes: Si se tiene diabetes, seguir las indicaciones de tu médico para mantener tus niveles de glucosa bajo control.
-Reducir el consumo de grasas saturadas y azúcares: Optar por alimentos saludables como frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras.
-Realizar chequeos médicos regulares: Si tenés factores de riesgo, consultá a tu médico para detectar el hígado graso a tiempo.
"Sin dudas el el hígado graso es una enfermedad prevenible y tratable. Adoptar un estilo de vida saludable y realizar cambios en la dieta pueden marcar la diferencia. Si se tienen síntomas o factores de riesgo, no hay que dudar en consultar al profesional nunca", concluyó Pujol.
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