Impulsividad: el peligro de no manejar las emociones

Impulsividad: el peligro de no manejar las emociones

En casos menores, importantes y extremos, esta característica de algunas personas no tiene buena prensa. Sin tamiz a la hora de reaccionar, ser impulsivos puede determinar nuestra propia trampa.

“Nunca pensé que iba a reaccionar así”. Una frase que muchas veces escuchamos de la boca de muchas personas, o en la nuestra propia.

Enojos desmesurados, reacciones impensadas, frases letales, gritos desaforados, y hasta irse a las manos. No importa la edad, el género o si la circunstancia fue tan tremenda (o no), la impulsividad implica el último eslabón que debiéramos tener como defensa, ya que no hay filtro, ni medida a la hora de la reacción. Algo negativo que acarrea sus consecuencias.

Según explicó la neuropsicóloga Cecilia Ortiz “si bien hay reacciones que pueden ser impulsivas, no son tan malas ya que apuntan a “defenderme”, por ejemplo, voy caminando por la calle y alguien me agarra por atrás. No sé si es un conocido, una broma o si me van a asaltar, pero reacciono de manera defensiva. Sin embargo, cuando la emoción no responde a una situación real, sino a algo que supongo o imagino de la situación como peligrosa y sin pasarlo por un tamiz de reflexión reacciono sin pensar. De ahí que podamos vernos inmersos en situaciones peligrosas, o que con un accionar desbordado nos pone, o pone a alguien en peligro.

– ¿Cómo actúa el pensamiento impulsivo?

El cerebro impulsivo actúa mucho más rápido que el pensamiento, y en realidad es inmediato. El pensamiento viene en retraso aproximadamente diez segundos.

– ¿Qué aconsejarías para poder tener “cierto control” a la hora de ser impulsivos?

Si no dejamos que medie el pensamiento, y la emoción nos secuestra la razón puede terminar muy mal. No hay personas impulsivas, sino personas que tienden actuar con impulsividad. Acá lo importante que puedo sugerir para poder trabajarlo, es que primero aprendan a tomar contacto con la emoción, en segunda instancia que aprendan a canalizarla, en tercer lugar, que aprendan a equilibrar la situación con lo que estoy sintiendo.

Ver cómo canalizar la emoción se entrena, como todo.

La profesional estuvo con el equipo de Cada Día, mirá la nota: