Juan Martín Del Potro, sinónimo deportivo y referente argentino nacional e internacional, que supo ganar el aplauso de todo el mundo, hoy alejado de las canchas desde su retiro en 2022, asumió su estado de vulnerabilidad física y mental, que lo aqueja desde aquel momento hasta hoy.
“Me creía una persona bien parada como para afrontar cualquier cosa que se me podía poner en el camino, pero en este último tiempo aprendí que no soy tan fuerte como creía o como la gente me veía”, aseguró Juan Martín en una reciente nota que concedió al diario La Nación. Es que luego del retiro comenzó a llegar esa parte tan difícil para cualquier deportista: la etapa de los replanteos, de la posible angustia y cierta desidia, lo que genera desazón.
Con más de dos años alejado de las canchas, tras anunciar su prematuro pero a su vez un tanto predecible retiro en febrero de 2022, el tenista decidió colgar la raqueta, con apenas 33 años y aquejado por la seguidilla de lesiones que lo habían marginado en el último tiempo. Una situación física tan dolorosa que cuando llegó ese anuncio dejó una enorme tristeza en todos, sobre todo en él.
Desde que Daniel Del Potro, su padre, falleció, salieron a la luz distintas deudas y malas inversiones agrícolas/ganaderas que lo dejaron en bancarrota. Con su deceso, la deuda millonaria le fue reclamada a Juan Martín en su condición de socio de la empresa familiar: Agrogenerales SA. Algo que se sumó a un proceso depresivo por su retiro.
Durante la entrevista Del Potro alarmó a todos contando las secuelas no solo físicas sino también emocionales que vive desde su adiós al tenis. Hizo hincapié en sus síntomas, y en lo mal que la está pasando en todo este último tiempo. Su energía y esencia se fueron apagando, pero sus palabras son aún más crudas.
“Lloro, no duermo y tengo ansiedad. A veces estoy deprimido y de repente hago mucha más terapia de la que tenía que hacer porque no soy tan capaz de sobreponerme a ciertas situaciones de la vida que me están tocando. Hoy no reniego con sentirme un poco débil. Es lo que me toca y lo voy llevando, a veces mejor, a veces peor”.
Y sumó: “Ocho veces me operé la rodilla. Públicamente se supo de cuatro o cinco, pero en privado lo hice tres veces más”, blanqueó Delpo, para después confesar el doloroso deseo que tiene con su físico: “Lo que pido es poder subir una escalera sin dolor o ir a Tandil manejando, que son cuatro horas en auto y antes las hacía de taquito. Hoy tengo que parar en Las Flores 10 minutos a estirar porque me duelen”.
Sumergido en ese profundo dolor, Juan Martín sentenció: “Pasé ocho cirugías, vi a los mejores médicos del mundo e hice miles de tratamientos y dietas. Es una lucha diaria que sigo teniendo porque esa (buena) calidad de vida no la logré”. Un panorama muy fuerte para uno de los mejores deportistas argentinos de las últimas décadas.
Una declaración que deja en claro la vulnerabilidad física y mental como algo que todo ser humano transita en su vida, y que lejos de estigmatizar hay que naturalizar para estar más conectados y conscientes de darle atención tanto al cuerpo físico, como emocional.