Por: Macarena González – @makka_g

Cuando en marzo llegó el mail de programación que anticipaba el inminente estreno de ‘Eda y Serkan’, quien ahora te escribe esta cuasi columna pensó: “otra vez, otra novela turca”, mientras seguramente hacia una mueca con la cara sin poder disimular el fastidio que esto me provocaba. Es que a pesar de que los productos turcos no eran ni son nuevos en Canal 9 Televida, jamás me había tocado tener que involucrarme tan de cerca con alguno de ellos. 

Sabía que existían, como consumidora y productora de contenido audiovisual. Los conocía, pero sólo de oído. Sabía, también, por ejemplo, que desde hace más de una década cuando desembarcó Las Mil y una noches, las novelas procedentes desde aquel lejano rincón del mundo en donde Europa y Asia convergen, comenzaron a ganar terreno y desde entonces, son algo habitual en este otro rincón del mundo. Sabía que sus temáticas son variadas y diversas; que cuentan con personajes legendarios e históricos como El Sultán Suleimán, que narran dramas eternos como el que vivió Elif y que en nuestro país se emitieron títulos como: El Secreto de Ferihá, Fugitiva, Züleyha, Fueza de Mujer, Qué culpa tiene Fatmagül, Kara para Ask, Mar de amores, Amor de Familia, Huérfanas – que ahora está nuevamente al aire-, Llamas del Destino, Soñar Contigo y seguramente alguna más que se me quede en el tintero de este mar de recuerdos de nombres raros, escritos con diéresis y cedillas – esas colitas que vemos en las letras eses y ce- ç- y que en el alfabeto turco se pronuncian como el “che” nuestro.

Son series que cuentan historias, y yo pensé: “acá también tenemos”; o teníamos porque ya casi nada se produce para la tele de aire nacional. Son actores y un montón de cámaras que te narran un cuento, que puede ser de amor, de desamor, de superación, de esperanza, de justicia, de deseos, de sueños y de pérdidas. En fin, historias. Pero con Sen Çal Kapimi, algo cambió; y después de ver los primeros capítulos ya nada fue lo mismo para mí. Es que este cuento de amor entre Eda Yildiz y Serkan Bolat tenía algo más, algo que acá en Argentina parafraseando al Polaco Goyeneche en ‘Balada para un loco’, describiríamos como “ese que se yo”. 

LA HISTORIA DE AMOR DE LOS PROTAGONISTAS DE EDA Y SERKAN QUE TRASPASÓ LA PANTALLA

Y para esta periodista que ya es más #Hanker que otra cosa porque vamos a ser sinceros, después de ver 2 veces completa la serie y de leer toneladas de artículos que aún circulan por el mundo, de encontrar cientos de miles de videos y fotos en donde se ve a Kerem Bursin y Hande Erçel mirarse de la forma en la que lo hacían, decir que me pude mantener impávida ante la arrolladora química y pasión que ambos actores emanaban sería mentirme a mí y a los lectores de este humilde artículo, que lo único que intenta hacer, es homenajear ese amor que por más de 8 meses tuvimos en la pantalla de Canal 9 Televida y que rompió métricas de redes y lecturas y números de rating como si nada. 

Se dice que “la mirada es el reflejo del alma”, y vaya si Hande y Kerem son la ejemplificación más perfecta de esa frase. Basta con ver alguna de las muchas escenas que ambos compartieron para percibir que “algo más había, que algo más sucedía allí”. Un “algo”, que visto desde afuera, se parecía mucho al amor. Miradas que denotaban complicidad y hasta cierta intimidad. Y que cuando, finalmente, la pareja confirmó su romance terminó por hacer encajar las piezas del rompecabezas que tanto el fandom como la prensa de Turquía y de España tenían en su poder.

LO DECÍAN SIN DECIRLO: LAS PISTAS QUE HANDE ERÇEL Y KEREM BÜRSIN DEJARON EN UNA ENTREVISTA

Hande y Kerem ya no están juntos. Sin embargo, como si la estela de su amor fuera eterna el fandom que pugna por volver a verlos juntos, ya sea trabajando o reconciliados como pareja, no para de crecer. Es que quién puede resistirse a esas miradas de amor que traspasan y van directo al alma. Así, esta productora, devenida en redactora del nueve.com cayó rendida a los pies de la historia de amor de estos 2 actores turcos que, quizás sin mucha consciencia, han aportado una chispa de magia y esperanza. 

Casi como burlándose de este mundo materialista en el que sólo importan los números, Eda y Serkan o Hande y Kerem son la prueba de que terminó ganando el amor.