En estos tiempos, encontrar maneras de ahorrar en la cocina sin sacrificar sabor ni calidad es esencial.
Hoy te traemos una receta que cumple con estos requisitos: el budín de zanahoria.
Esta delicia es perfecta para acompañar tu café de la tarde o como un postre saludable para toda la familia.
Es una excelente forma de aprovechar las zanahorias que tenés en la heladera y transformar ingredientes simples en algo realmente especial.
El budín de zanahoria es un postre que combina lo mejor de ambos mundos: es saludable y delicioso.
Las zanahorias son ricas en vitamina A, fibras y antioxidantes, lo que lo convierte en una opción nutritiva.
- 3 zanahorias medianas, ralladas finamente.
- 2 tazas de harina común (podés usar harina integral si preferís).
- 1 taza de azúcar (podés sustituir por azúcar morena o edulcorante).
- 1 taza de aceite vegetal.
- 3 huevos.
- 1 cucharadita de polvo de hornear.
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio.
- 1 pizca de sal.
- 1 cucharadita de canela en polvo. (opcional)
- 1 cucharadita de esencia de vainilla.
Comenzamos precalentando el horno a 180°C (350°F) y engrasamos un molde para budín.
En un bol grande, combinamos la harina, el polvo de hornear, el bicarbonato de sodio, la sal y la canela (si decidís usarla).
En otro bol, batimos los huevos con el azúcar hasta obtener una mezcla espumosa.
Añadimos el aceite y la esencia de vainilla, y mezclamos bien.
Agregamos las zanahorias ralladas a la mezcla húmeda y removemos hasta que estén bien incorporadas.
Añadimos poco a poco los ingredientes secos a la mezcla húmeda, integrándolos con movimientos envolventes hasta obtener una masa homogénea.
Vertemos la masa en el molde previamente engrasado y horneamos durante unos 40-45 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, este salga limpio.
Una vez listo, dejamos enfriar el budín en el molde durante unos 10 minutos antes de desmoldarlo. Lo sacamos y dejamos enfriar completamente sobre una rejilla.
Para darle un toque especial a tu budín de zanahoria, podés añadir nueces picadas, pasas o incluso un glaseado de queso crema. Si preferís una versión más ligera, podés sustituir del aceite por puré de manzana.
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