Merienda Gasolera

Merienda gasolera: hacé estas típicas e irresistibles rosquitas glaseadas

Disfrutá la experiencia de preparar y saborear estas rosquitas glaseadas, un postre que une tradición, sabor y momentos especiales.

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Redacción ElNueve.com
1 de junio de 2024 | 13:44

Las rosquitas glaseadas son un postre tradicional que ha conquistado paladares en todo el mundo, cada región aportando su propia versión de esta delicia.

Aunque las recetas varían, la esencia de este postre sigue siendo la misma: una rosquita esponjosa y dulce, cubierta con un glaseado irresistible.

En muchas culturas, se cree que la forma circular de las rosquitas simboliza la unidad, la eternidad, buenos deseos y momentos inolvidables, lo que las convierte en un postre no solo delicioso sino también cargado de significado.

Estas exquisitas rosquitas son perfectas para compartir en reuniones familiares o con amigos, ya que son económicas y rinden mucho. Su suave textura y el dulzor del glaseado las hacen ideales para acompañar una taza de té, café o el tradicional mate argentino.

Para lograr unas rosquitas perfectas, como si fueran de panadería, es esencial seguir la receta al pie de la letra, prestando atención a los ingredientes, los tiempos de reposo de la masa y la cocción en el horno. Así, obtendrás un resultado excepcional.

¿Cómo hacer unas exquisitas rosquitas glaseadas?

Vamos a necesitar 

Para la masa

- 500 g de harina común o tipo 000.
- 100 g de azúcar.
- 10 g de levadura seca o fresca.
- 2 huevos.
- 100 ml de leche.
- 50 g de manteca, margarina o grasa. 
- 1 cucharadita de esencia de vainilla. 
- Sal.

Para el glaseado

- 250 g de azúcar común o impalpable.
- 1 clara de huevo.
- 1 cucharada de jugo de limón. 

El paso a paso

Para empezar, en una ollita o recipiente, derretimos la manteca con una pizca de sal.

Paralelamente, activamos la levadura con un poco de agua y azúcar en caso de que sea gresca o sumamos en la harina en caso de ser seca.

Mezclamos la harina con el azúcar y la levadura.

Luego, gregamos los huevos, la leche, la manteca derretida y la esencia de vainilla.

Integramos todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea que quede con consistencia lisa y suave.

Dejamos reposar la masa tapada con un paño durante 30 minutos.

Pasado ese tiempo, formamos pequeñas bolitas, aplastamos un poco y hacemos un hueco en medio.

Las colocamos en una bandeja de horno que debe estar previamente enmantecada o aceitada.

Horneamos  las rosquitas a unos 180 °C durante 15-20 minutos o hasta que estén bien doradas.

Mientras esperamos que se cocinen, vamos realizando el glaseado que baña a las masitas.

Si tenés azúcar común, vas a tener que triturar los granos con una minipimer o procesadora. En el caso de que tengas del tipo impalpable, saltear este paso.

Añadimos una cucharada de jugo de limón y la clara del huevo. Batimos a velocidad media hasta que quede una mezcla homogénea y el azúcar se deshaga por completo.

Importante: cuidado con que no quede ningún resto de yema de huevo. Para lograr una textura más seca, agregamos una cucharada de azúcar impalpable sin batir.

Cuando las rosquitas estén listas y las saquemos del horno, las pasamos por el glaseado de ambos lados.

Las dejamos de lado hasta que el baño quede seco.

Si quieres darle un toque personal a tus rosquitas, podés experimentar con el glaseado. Añadir ralladura de limón, naranja o cualquier otro sabor que prefieras puede hacer que este postre clásico sea aún más especial y único.

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