Si hay algo que nos transporta a la infancia con solo sentir su aroma es un buen plato de arroz con leche.
Este postre tiene ese poder de reconfortar el alma con cada cucharada.
Apesar de lo simple que parece, lograr que el arroz con leche quede en su punto justo, cremoso y con el dulzor exacto, puede ser todo un desafío.
¿Cuántas veces te ha pasado que el arroz queda duro, que la leche se corta o que no lográs esa textura aterciopelada que tanto disfrutabas del arroz con leche?
Con unos pocos ingredientes y siguiendo algunos consejos, vas a poder preparar el mejor arroz con leche que hayas probado, ideal para esas tardes en las que querés disfrutar de una merienda casera y sin gastar mucho.
- 1 litro de leche entera
- 200 gramos de arroz (preferentemente de grano corto)
- 150 gramos de azúcar
- 1 rama de canela o una pizca de canela en polvo
- Cáscara de un limón (solo la parte amarilla)
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
Enjuagamos el arroz bajo agua fría hasta que el agua salga clara. Esto ayuda a eliminar el exceso de almidón, lo que hará que el arroz quede más suelto y menos pegajoso.
En una cacerola grande, colocamos el arroz con aproximadamente medio litro de agua. Lo llevamos a fuego medio y cocinamos hasta que el agua se absorba casi por completo. Este paso asegura que el arroz esté bien cocido y no quede duro al final.
Añadimos la leche a la cacerola junto con la rama de canela y la cáscara de limón. Removemos bien y cocinamos a fuego bajo, revolviendo de vez en cuando para evitar que se pegue.
Es importante cocinar a fuego bajo durante unos 40 minutos. Esto permite que el arroz absorba bien la leche y adquiera esa textura cremosa que tanto nos gusta. Nos aseguramos de revolver cada tanto para que no se formen grumos ni se pegue al fondo.
Cuando el arroz esté casi listo, agregamos el azúcar y, si te gusta, la esencia de vainilla. Revolvemos bien y dejamos cocinar por unos 10 minutos más. El azúcar debe disolverse completamente y mezclarse con el arroz, dándole ese toque dulce perfecto.
Apagamos el fuego y dejamos reposar el arroz con leche durante unos minutos. Este paso es clave para que el postre tome cuerpo y quede bien cremoso.
Usá leche entera para lograr una cremosidad superior. Evitá la leche descremada o semidescremada, ya que no dará el mismo resultado.
Revolvé el arroz cada pocos minutos para evitar que se pegue al fondo de la olla y para que la cocción sea pareja.
No apresures el proceso. Cocinar a fuego bajo es fundamental para que el arroz absorba bien la leche y quede suave.
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