Cuando el reloj marca la hora de la merienda y el mate ya está listo, no hay nada mejor que acompañarlo con una torta casera. Y si además de deliciosa, es económica y rápida de preparar, mejor aún.
En tiempos donde cada peso cuenta, es posible deleitarse con una receta sencilla que requiere solo un huevo.
La clave de esta torta matera es su simplicidad y el hecho de que, con pocos ingredientes, se logra un resultado esponjoso y sabroso.
La magia está en el balance perfecto de ingredientes básicos: harina, azúcar, leche, aceite y huevo.
Vamos a necesitar
- 1 huevo
- 1 taza de azúcar
- 2 tazas de harina leudante
- 1 taza de leche
- 1/2 taza de aceite
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
- 1 pizca de sal
Antes de comenzar, tenemos que asegurarnos de tener todos los ingredientes a mano. Precalentamos el horno a 180°C y enmantecamos y enharinamos un molde para torta.
En un bol grande, batimos el huevo con el azúcar hasta que obtengamos una mezcla homogénea y espumosa. Este paso es crucial para que la torta quede esponjosa, ya que incorpora aire a la masa.
Añadimos la leche, el aceite y la esencia de vainilla (si decidimos usarla). Mezclamos bien hasta integrar todos los ingredientes líquidos.
De a poco, sumamos la harina y la pizca de sal a la mezcla anterior. Es importante hacerlo en partes y con movimientos envolventes para evitar que la masa pierda aire. Continuamos hasta que no queden grumos.
Colocamos la mezcla en el molde previamente preparado. Alisamos la superficie con una espátula para que quede pareja.
Llevamos el molde al horno y cocinamos durante unos 30-35 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, éste salga limpio. Cada horno es diferente, así que lo recomendable es estar atento a los últimos minutos de cocción.
Una vez lista, dejamos enfriar la torta en el molde por unos minutos antes de desmoldarla. Podemos espolvorear con azúcar impalpable o acompañar con un poco de dulce de leche para darle un toque extra de sabor.
Si querés darle un giro a esta receta básica, podés agregarle ralladura de limón o naranja a la mezcla, o incluso algunos trozos de chocolate. Estas variaciones no solo le darán un sabor diferente, sino que también harán de cada merienda una experiencia única.
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