El increíble hallazgo se produjo en una pequeña localidad portuaria de Holanda, llamada Hook, cuando unos expertos pescadores se encontraron con esta extraña criatura de dos cabezas; a la cuál llamaron “la cosa”.
Los lugareños le tomaron una fotografía que comenzó a circular por las redes y le llegó a Erwin Kompanje, del Museo Natural de Historia de Rotterdam, que inmediatamente se dispuso viajar al encuentro de lo que él consideró un delfín.
Kompanje sabía que ese era un hallazgo en un millón ya que en los 20 años que lleva estudiando a los delfines, se han registrado pocos casos similares. El especialista quería determinar la razón de dicha mutación.
Según el científico los casos de gemelos en estas especies son casi imposibles, porque las hembras no tienen espacio suficiente en su cuerpo para que ambos puedan desarrollarse.
A su vez señaló que de los descubiertos en su mayoría fueron fetos sin desarrollar. Por lo que este sería el primer caso en registrarse donde los delfines habían nacido hacía pocas horas y su estado de conservación era perfecto.
Pero todo se derrumbó en la imaginación del científico cuando supo lo que había ocurrido: "Pensaron que era ilegal recogerlo. Tomaron cuatro fotografías y lo devolvieron de vuelta al mar. De vuelta al olvido", indicó el hombre que escribió un informe basado en las fotografías en la revista de su museo. "Para un cetólogo, esto es un verdadero horror", concluyó.