Luego de 23 años en cautiverio, rodeadas de cemento, las elefantas mendocinas emprendieron el viaje desde Mendoza hacia Brasil. El gobernador de Mendoza, alentó a despedirlas y mostró parte del operativo. Mirá en la nota las fotos.
Viajarán 5 días y irán dentro del camión que las trasladas mirándose una a la otra, porque esta mamá elefanta (Pocha) de 56 años y su hija Guillermina de 24, han pasado absolutamente toda su vida unidas, y siempre tristemente moviéndose en la “carcel de cemento” que fue el zoológico mendocino. En este 2022 con un mundo evolucionado y con la demostración científica y leyes (que aunque a veces ignoradas) que demuestran que son seres sintientes, por fin los zoológicos están cerrando sus puertas, para regresar a los animales al lugar de donde nunca debieron haber su salido, su hábitat natural o santuarios que se asemejan mucho.
“Estamos aquí en el Ecoparque, en ese camión que ven ahí atrás están Pocha y Guillermina, que van a salir para el santuario en Brasil, esto es trabajar por el bienestar animal e invitarlos a todos a que las despidamos, saliendo por la calle San Francisco de Asís, Corredor del Oeste, Juan J. Paso, Acceso Sur, Acceso Este, Ruta 7, Desagüadero. En este momento ya pueden salir y se las van a encontar en el camino”, publicaba desde su twitter el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez; en un video donded de fondo se veía el operativo de traslado. Luego completaba el relato con otro tuit, “Finalmente Pocha y Guillermina, dejan Mendoza rumbo a su nueva vida, en las más de 1500 hectáreas naturales del Santuario de Elefantes Brail @GlobalElephants. Antes recorrerán 3.600 hm, durante cinco días de viaje”.
Pocha y Guillermina una vida “en prisión”
Nacida en la India en 1968, a “Pocha” la llevaron inmediatamente a un zoológico alemán, no pudo siquiera pisar un suelo “natural”, y con solo 3 añitos ya llegaba al zoológico mendocino, ese que en algún momento a muchos nos pareció “de paseo”. Y que en este 2022 nos parece increíble, alguna vez pudimos llevar algún pequeño o pequeña a ver animales entristecidos, y encerrados. Así fue que Arturo, un oso polar fue obligado a vivir en un desierto, cuando su lugar natural es el frío polar, ningún bloque de hielo reeemplazó lo que debió ser el hielo natural donde debió estar. Murió solo con casi 31 años y fue un símbolo del maltrato animal, porque que otra cosa es nino maltrato encerrar a un animal en un celda, lejos del territorio donde vive su “manada”, entre lagos, ríos, cazando y no en un charco de agua y piedras traídas de la montaña mendocina.
Regresando a Pocha, la elefanta dió a luz en el zoológico mendocino con 33 años de vida, en el año 1998, a su hija Guillermina. Ella lo primero que tocó fue el frío cemento, sí el mismo en el que su madre habitaba sin posibilidad alguna de otra vida, pero hoy una esperanza las espera a 3.600 km de Mendoza. La promesa de un santuario donde estén en un hábitat lo más parecido a donde debieron vivir toda su vida. El gobierno de la provincia, a través del personal del Ecoparque y personal del santuario brasileño, llevan un año preparándolas para este momento, y el momento llegó. Las elefantas no viajarán sedadas, estarán conscientes de su estado “de viaje”, y todo debería estar bien, para que resistan. Así, el mundo entero podrá ver, que luego de 56 años en el caso de Pocha, y 24 de Guillermina, madre e hija elefantas en cautiverio, pisarán un suelo que se asemeja a ese hábitat propio de su especie, que ellas ni siquiera sueñan con conocerlo, porque no lo han conocido.
Recorrido
En su recorrido pasarán por Misiones, habrá controles periódicos en el trayecto para evaluar el estado sanitario de los animales, se verá su alimentación e hidratación, además se irá monitoreando con las cámaras internas que lleva el camión de traslado, el comportamiento de Pocha y Guillermina. Una vez cruzada la frontera de Argentina y pisado suelo brasileño, al operativo se sumarán más integrantes del santuario hacia donde se dirigen, para colaborar en el control.
Es válido destacar, que si bien estaban iniciadas todas las acciones hace meses por parte del Gobierno de Mendoza, algunas voces se alzaron y el Ministerio de Ambiente de la Nación, paró momentáneamente el traslado, hasta que el santuario brasilero, pudo presentar la documentación solicitada para dar el aval del traslado. El operativo de traslado, se ha pagado en forma conjunta entre el Gobierno de Mendoza, el santuario y personas que realizaron donaciones para que el Pocha y Guillermina, vivan en un estado lo más cercano a la libertad. En el caso de la provincia, el costo ha sido cercano a los 3 millones.
Kenya y Tamy esperan
Si todo sale bien, el próximo paso que se espera, es poder avanzar en el mismo sentido de traslado a un santuario, con la elefanta kenya y el elefante Tamy que se aún permanecen en su “carcel de cemento”. Kenya es africana, tiene 41 años y también lleva una vida de cautiverio. En el caso de Tamy, el único macho del grupo de elefantes del Ecoparque, nació en 1970 en cautiverio, y a los 14 años llegó al por entonces zoo mendocino, luego de ser una de las “atracciones principales” del Circo de los Hermanos Gasca.
Los animales son seres sintientes, los animales tienen emociones, solo que no pueden hablar, pero si expresan todo en sus ojos. Sin dudas los ojos de Pocha y Guillermina hablarán de la emoción de eso que no conocían, lo más cercano a la libertad.