Durante mucho tiempo, el brócoli fue la verdura menos querida, incluso objeto de rechazo. Sin embargo, sus propiedades nutricionales lo llevaron a ganarse un lugar en la mesa y cada día suma más adeptos. Para los mendocinos, noviembre es uno de los meses perfectos para consumir brócoli fresco, ya que es una verdura de estación.
Al ser verdura de estación no fue sometida a procesos de conservación y es más económica.
Además, el brócoli es una bomba de beneficios: rico en vitaminas B, A y, sobre todo, en vitamina C, superando a la naranja. Es una fuente notable de antioxidantes, principalmente carotenos, que ayudan a proteger las células del cuerpo. Entre sus minerales, sobresalen el potasio, selenio y el calcio, este último en forma vegetal, ideal para quienes buscan alternativas al calcio lácteo.
Los especialistas aseguran que incorporarlo regularmente en la dieta contribuye a la salud cardiovascular y digestiva, además de asociarse con una acción preventiva contra enfermedades como ciertos tipos de cáncer.
Ingredientes:
Preparación: Lava y corta el brócoli. Calienta el aceite en una sartén y agrega los ajos picados. Cocina hasta que estén dorados. Añade el brócoli y saltéalo a fuego medio durante 5-7 minutos. Agrega las almendras, sal, y pimienta. Sirve como guarnición o plato principal.
Ingredientes:
Preparación: Cocina el brócoli en agua con sal y la pasta en otra olla. En una sartén, dora el ajo en aceite y añade la crema de leche. Cuando la pasta y el brócoli estén listos, escúrrelos y mézclalos con la crema y el queso parmesano rallado. Rectifica sal y pimienta y sirve caliente.