Orgullo mendocino

Se convirtió en la primera técnica en Turismo de Mendoza con síndrome de Down: su historia

Micaela Zaidán de 25 años se recibió en el ISTEEC y ahora va en busca de cumplir sus otros sueños: trabajar en el sector del turismo y “viajar por todo el mundo”.

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Redacción ElNueve.com
26 de abril de 2024 | 18:38

Micaela Zaidán es técnica superior en Turismo y Hotelería, hace poco se recibió del Instituto Superior Técnico de Estudios Económicos de Cuyo (ISTEEC) y contó su historia, un ejemplo de progreso y crecimiento personal que pudo cumplir unos de sus objetivos y que ahora va por más.

A sus 25 años, Micaela se ha convertido en la primera persona con síndrome de Down de Mendoza en completar la carrera de Turismo y Hotelería. Dueña de un histrionismo y simpatía únicos, modelo y artista, hija de padres que la apoyaron toda la vida y la menor de cinco hermanos, ahora Micaela va por su objetivo de trabajar en el sector y “viajar por todo el mundo”.

El ISTEEC fue el espacio académico que la albergó y donde rindió todas las materias del programa, sin excepción. “Lo único que se planteó fue la adaptación de accesos a los exámenes por materia, pero el contenido no se modificó porque eso se presentaba como injusto frente a otros estudiantes”, contó su acompañante terapéutica, Romina Lucero.

De hecho, la profesional, que caminó a la par de Zaidán a lo largo del cursado, aclaró que rendía sola, mientras ella estaba en la mesa académica con los profesores: “Había que estar a la altura de lo que significaba una carrera de nivel superior”, explicó.

Micaela aprendió, además, portugués e inglés, y actualmente aspira a interiorizarse en italiano, porque conocer ese país es uno de sus anhelos.

Un crecimiento a fuerza de trabajo y perseverancia

La pasión de Mica por el turismo nació durante los viajes junto a su padre a Chile mientras él trabajaba como chofer de camiones.

También terminó el secundario con orientación en esa especialidad y, finalmente, desembarcó en el ISTEEC, donde cumplió su sueño y encontró “una calidez humana que no se ve en todos lados”.

Su acompañante terapéutica, “prácticamente su hermana”, recordó que “las primeras veces que le hacía una pregunta no podía acordarse de una oración”. Por eso, siguió, “empezamos con otras técnicas: fotos, videos, pegar cosas en la pared. Al final de ese año estudiaba materias sola, mes a mes subía de nivel, siempre llegaba, impulsada por sus ganas”, es un ejemplo de superación y perseverancia, concluyó la profesional.

 

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