El chico llegó a transitar a más de 120 kilómetros por hora.
La policía de Ohio, Estados Unidos, persiguió a un niño de 10 años durante 80 kilómetros después de que este le robara el coche a su madre.
Los oficiales recibieron varias llamadas al 911 alertando de que había un menor al volante de un vehículo por una carretera estatal.
El niño llegó a alcanzar cerca 144 kilómetros por hora, lo que provocó que hasta un total de ocho coches policiales salieran a su caza.
Durante la persecución, los agentes lograron que el chico saliera de la ruta principal y terminara circulando por una carretera secundaria paralela. Tras una mala maniobra, el menor se estrelló contra una señal de tráfico y paró en seco. La temeridad permitió a los agentes interceptar el vehículo y sacar al pequeño por la ventana.
El agente de la patrulla de tráfico de Ohio, Richard Reeder, ha explicado que uno de los policías hizo contacto visual con el niño y le indicó que saliera de la vía principal, pero “se negó y continuó conduciendo”.
“No puedes hacer esto. Podrías haber matado a alguien, chico”, le espetó un policía tras liberarlo del vehículo siniestrado y ponerle las esposas.
Reeder añadió que este pequeño ladrón se encontraba agitado cuando lo sacaron del coche: “A un agente le pegó una patada en el gemelo y le escupió en la cara”, agregó Reeder. Los oficiales confirmaron, además, que el niño el 16 de octubre había tomado otro coche familiar para dar una vuelta.
El menor está esperando posibles cargos por su acción irresponsable.